1/02/2018

¡Adiós 2017!... ¡Hola 2018!

El 2017 fue una piedra preciosa que cayó en mi estanque...





Este fue el mejor año de mi vida hasta ahora... así de simple y sencillo. No recuerdo exactamente el porqué, pero si de algo estaba segura en el 2016 es que el 2017 cambiaría mi vida para bien y así sucedió.

Comencé el año como muchos otros, comiendo recalentado en casa de mis padres mientras mi novio se encontraba en casa de mis suegros, hasta ahí todo normal. Poco después decidí iniciar (o intentar hacerlo) una tradición nueva con mis amigos, el partir rosca de reyes (espero que este año todo suceda como planeo y sea posible nuevamente).

Febrero inicia con mi cumpleaños ¡¡Llegué a mis tan temidos 25!!, a pesar de que obviamente cada día envejecemos más no era eso lo que me "daba miedo", sino el reflexionar en dónde me encontraba parada y qué cosas me hacían falta como persona... poco tiempo después Abel (mi novio) y yo nos enteramos de la increíble noticia de que seríamos papás... por supuesto nada es rosa como en las películas y tal noticia implica miedo, incertidumbre, preocupaciones... pero todo lo anterior rodeado de mucha felicidad y amor. También, ese fue el mes en el que comencé a trabajar como docente de EMS, lo cual ha resultado ser una experiencia divertida y llena de aprendizajes, es maravilloso poder trabajar con jóvenes que tienen altas expectativas sobre el futuro y ver como poco a poco planean sus metas (claro, están aquellos que intentan hacer la experiencia menos grata).

Los demás meses se pasaron como agua entre los dedos... Abel y yo nos convertimos en "novios de permiso", nos fuimos convirtiendo poco a poco en padres, planeando el Baby Shower, yendo a cada una de las consultas, viendo como nuestro bebé pasaba de ser un puntito a una personita, celebrando cada semana cumplida e imaginando el futuro.

Septiembre se convirtió en un mes de cambio, no solo por los lamentables acontecimientos ocurridos el 7 en mi entidad (en los que gracias a Dios no le ocurrió nada grave a ninguno de mis seres queridos, más que algunas pérdidas materiales pero nada irreparable), además, el 19 de septiembre y las noticias tristes de niños atrapados comenzó a ponerme más y más triste, trataba de convencerme a mi misma de que estaba feliz y demás para no afectar al bebé, pero todo el tiempo pasaba por mi mente la idea de que algún día mi bebé tendría que ir a la escuela, más bien, separarse de mi físicamente por un tiempo y qué pasaría si algo así ocurriría. Comencé a sentir molestias (dolores muy muy leves) en mis genitales y lo atribuía a que el bebé pateaba, sin embargo, gracias a un ultrasonido oportuno (al que fuimos sin sospechar nada) descubrimos de que Abelito no se esperaría hasta octubre como estaba previsto.

Fue un 25 de septiembre en el que al fin pudimos conocer en persona a uno más de los amores de mi vida, una experiencia maravillosa y de la que sigo aprendiendo más y más.

Poco después, puse en práctica la paciencia ya que comenzaron los "problemas burocráticos" para mi licencia médica... lo bueno es que dicen que hay grandes apoyos a las mujeres, madres, etc. Fueron semanas, y hasta podría decir meses, de estrés pero todo dio buenos resultados.

Llegó diciembre, último mes del año, en el que mi suegra fue a "pedir mi mano" a casa de mis papás, de acuerdo a la tradición, un detalle muy lindo. La Navidad y el Año Nuevo del 2017 fueron completamente diferentes, con la alegría de un bebé en casa y pasándola en familia (tanto con mis papás, como con mis suegros).

El 2017 fue una gran aventura, lleno de mil emociones pero con resultados maravillosos, espero que el 2018 venga lleno de mayor felicidad, en enero tenemos la boda, así que pinta para ser un año estupendo, con el crecimiento de Abelito como referencia y las ganas de seguir creciendo como persona y fortaleciendo a la familia que estamos formando.

A diferencia de otros años, para el 2018 tengo un único propósito, el de ser feliz.





... que sigue causando ondas en el 2018

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