Te escribo porque te extraño, aunque sé que nunca lo verás...
Me siento con un vacío, un huequito que intento llenar con muchas tareas para no pensar tanto, una sensación que me hace querer llorar cada vez que imagino lo que estarías haciendo.
Me duele imaginarte, saber que ese día me despedí de ti sin saberlo y que aunque te dije lo mucho que te quiero no pude decirte que regresaras con bien.
A cada rato pienso lo que hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes, sentir que pude haber hecho algo porque no era tu momento.
También a veces siento como si ya hubieran pasado años, como que esta extraña sensación la he tenido desde siempre.
Sigo esperando escucharte llegar, escuchar que la puerta suene, voltear y verte dormir en cualquier rincón de la casa, pero cuando volteo no hay nada, no estás tú.
Supongo que con el tiempo mi cuerpo se irá adaptando a la horrible sensación que siento, que la esperanza que aún tengo de encontrarte sobre las sillas desaparecerá y que iré aceptando poco a poco lo que sucedió.
Solo me queda pensar en que fuiste feliz cuando estuviste con nosotros, que disfrutaste, que comiste lo que te gustaba y que ahora estás en un lugar mejor, que al menos, quiero creer, no sufriste demasiado y aunque no pude estar acariciándote hasta el último momento siempre pensaba en ti, así como creo que todos lo hacíamos.
Te extraño mucho y quiero que seas parte de mi...
