Cuando estaba embarazada la primera vez Abel y yo platicábamos mucho imaginando cómo seríamos como padres, nos preguntábamos como resolveríamos los pequeños y grandes problemas. Y a lo largo de estos 6 años ha sido un viaje maravilloso con un niño increíble y que cada vez fortalece más la relación que tenemos.
Antes del nacimiento de Abelito uno de los temas principales es cómo nuestros papás (no las mamás) no tenían una relación taaaaaaan cercana con nosotros y el cómo no tenemos tan presente momentos en los que prevalecieron los abrazos, los besos y menos aún los "te amo". Nos preguntábamos si de manera inconsciente repetirlas esos patrones.
Sin embargo, la relación papá e hijo se construyó y fortaleció poco a poco y de manera tan increíble que hace que me sienta inmensamente feliz.
Frecuentemente me descubro observando a la distancia como Abelito y Abel se abrazan constantemente, se cuentan sus problemas, sueños y planes; juegan con los peluches, tienen aventuras de viajes en el tiempo, luchan, etc. Pero siempre impera el amor.
Los "te amo" no faltan, los abrazos nunca están de más y los besos siempre están presentes.
Abelito sabe que puede contarnos todo lo que desee, que será escuchado y que puede participar en las decisiones que se toman y en las propuestas con respecto a qué hacer. Además, la distancia también era otro factor que de cierta forma me preocupaba, pero al descubrir a Abelito y Abel haciendo videollamadas para platicar sobre su día hace que toda preocupación se desvanezca.
...y ahora, en vísperas de nuestro segundo hijo estoy segura se que tendrán una relación tan bonita como con el primero.
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