4/10/2012

Se despertó, todo era blanco y diferente al amarillo al que estaba acostumbrada, sintió temor al ver que las paredes ya no tenían el color habitual, que su ropa ya no era la misma, tenía miedo a poner un pie fuera de la cama, de esa cama que la había visto bajar por años, siempre por el lado derecho, de pronto pensó que si todo a su alrededor había cambiado ¿por qué no bajar del lado contrario? tras unos segundos de titubeo lo hizo.

Tenía frío y para su sorpresa, desde la ventana todo se veía del amarillo habitual, todos caminaban sin verse los unos a los otros, de prisa, como si algo los jalara.

Quiso detenerse un momento, pero la costumbre la jaló, comenzó a caminar con prisa, lo pensó mejor, un paso... uno, dos, tres, cuatro, cinco... otro paso... uno, dos, tres, cuatro, cinco... otro paso, tenía que concentrarse mucho al principio para hacer aquello, de pronto algo paso y todo se iba volviendo blanco también.

Al terminar el día se sentía diferente, esperaba que aquello se quedara así, no le gustaba la simplicidad del amarillo.

Al despertar, todo era azul, las paredes, su ropa, pensó:
"Ayer funcionó el levantarme por otro lado, ¿y si hoy...?"
Bajó por un lado diferente, y decidió disfrutar el día nuevamente, tomarse momentos para respirar y no correr.

Cada noche al cerrar los ojos, se preguntaba una cosa, ¿De qué color sería todo al día siguiente?, para averiguarlo solo tenía que dormir, pero sabía una cosa, del color que fuera lo disfrutaría y terminaría con una sonrisa.


Chio Ovilla

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